O vice-presidente da TAL e o presidente do Instituto de Rádio e Televisão do Peru, Hugo Coya Honores, compartilha conosco suas impressões sobre o Fórum Internacional de Mídia Pública (FIMPU) e sobre o papel da televisão pública no continente.
El pasado 30 de Octubre se llevó a cabo en Bogotá el Foro Internacional de Medios Públicos (FIMPU), organizado por RTVC y el Ministerio de Tecnologías de la Información y Comunicaciones de Colombia. El presidente del IRTP de Perú, Hugo Coya Honores, que también es vicepresidente de TAL, participó de un panel con la consigna: ¿Qué acciones deben emprender los medios públicos para seguir siendo relevantes en un mundo Hipercompetitivo e hiperconectado? junto a Fernando Subirats, director de Radio Nacional Argentina, y Elena Vilardell, Secretaria Ejecutiva del Programa Ibermedia.
Como presidente del IRTP y Vicepresidente de TAL, la Red de Canales Públicos de América Latina, ¿cuál fue la importancia de este primer FIMPU organizado por RTVC en este momento particular de la región y porqué es importante participar en este debate?
Quiero, antes que nada, destacar la iniciativa y la impecable organización del Sistema de Medios Públicos de Colombia del evento. Ha sido un foro enriquecedor en todos sus aspectos. Nos ha permitido, por ejemplo, identificar algunos de los grandes desafíos que enfrentan los medios públicos como la globalización, la convergencia, la digitalización, la revolución 4.0 dentro de un mundo cada vez más hipercontectado e hipercompetitivo. Hemos podido conocer de primera mano la forma en que se estructuran las parrillas de programación, la forma en que producen, el modo en que se fijan los estándares de calidad en algunos de los medios públicos más importantes de América Latina y Europa. En suma, un encuentro altamente provechoso para todos los participantes.
¿Por qué es clave hablar en este momento de las buenas prácticas en la producción de tv pública?
Porque los medios de comunicación públicos son cruciales para el buen funcionamiento de una democracia. Contribuyen a reforzar la identidad nacional, a valorizar la cultura, fomentar el debate, dar visibilidad a las minorías, así como presentar temas relevantes que coadyuven al desarrollo del país por encima de los intereses comerciales. De esta manera, ayudamos a fortalecer la ciudadanía y estimular la opinión crítica de la población ante los múltiples problemas que enfrentan nuestros países.
3- ¿Cuáles son las apuestas que hace el IRTP en su agenda de TV Pública de Calidad?
En IRTP, estamos apostando por la independencia editorial porque consideramos que esa es la base para la construcción de la credibilidad de cualquier medio de comunicación. Si tenemos credibilidad, las audiencias vendrán a vernos, a escucharnos, a consumir nuestros productos, porque saben que pueden confiar en nosotros. En ese sentido, trabajamos arduamente para que los medios del Estado y que conforman el Instituto se transformen en auténticos medios públicos. Aunque pueda sonar lo mismo, creemos que no es así. Un medio del Estado prioriza el punto de vista del gobierno. Un medio público, sin embargo, tiene en primer lugar el interés del ciudadano. Bajo esa perspectiva, hemos iniciado un proceso más agresivo de segmentación a fin de atender a aquellos sectores de la población peruana que no tienen espacio en los medios privados. Así hemos creado programas en lenguas originarias; un canal de TV exclusivamente para niños y jóvenes; una señal internacional para los casi cuatro millones de peruanos que viven fuera de nuestras fronteras y las personas que quieren conocer la cultura peruana; contenidos exclusivos para redes sociales, adultos mayores, series, etc. Nos sentimos orgullosos de esos contenidos porque no solo han obtenido y obtienen una gran sintonía, sino también varios premios internacionales. En tercer lugar, estamos fortaleciendo nuestras relaciones con los medios públicos de América Latina y Europa a través de la firma de convenios que nos permitan hacer mayores coproducciones, diversificar nuestra programación, compartir experiencias, capacitación técnica, entre otros aspectos.
¿Cuál es su visión y cuáles son las apuestas que debe hacer la Red TAL para seguir forjando un trabajo colaborativo que fortalezca a la TV Pública en América Latina?
Considero que estamos viviendo una época similar al cambio de la máquina de escribir a la computadora. Como cualquier periodo de transición, hay más incertezas que certezas. La grandes audiencias de la televisión abierta se están evaporando y – estoy seguro - no volverán; crece el número de personas que se conecta a los dispositivos móviles, el streaming, la segmentación; aumenta la oferta y la búsqueda de nuevos y mejores contenidos, especialmente, aquellos más cercanos a la gente y acordes a sus intereses. A ello se suman también los vaivenes económicos, sociales y políticos que enfrentamos cíclicamente en nuestros países y que limitan la producción de contenidos. Y, como bien sabemos, el hacer televisión de calidad es caro, difícil. Ante esta coyuntura, la Red TAL puede ser clave para la propia supervivencia de las televisoras públicas porque nos permite unirnos en un contexto tan adverso como complejo. De esta manera, la Red TAL se transforma en una poderosa herramienta para cumplir los objetivos, siempre en pro de los ciudadanos. En conclusión, la Red TAL puede ayudar a surcar con éxito los turbulentos tiempos que vivimos.
¿Cómo pensar los proyectos de Televisión Pública para que en el futuro se fortalezcan como líneas estables, independientemente de los cambios institucionales que – con cierta periodicidad - suceden en los diferentes países de Latinoamérica?
Mientras la designación de los directivos esté condicionada a los cambios institucionales, la continuidad seguirá siendo uno de los mayores retos de los medios públicos. Es necesario plantear un cambio, como ocurre con las televisoras públicas europeas. Considero que los cambios institucionales, de un gobierno local o nacional no deberían coincidir con la renovación de los directivos de los medios públicos. Asimismo, la designación de ellos tendría que ser en base a su experiencia, conocimiento del sector audiovisual y no en función a sus simpatías políticas o personales. El profesionalismo debería ser la norma y no la excepción en la televisión pública.
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