Hay ventanas que al abrirse ofrecen paisajes.
Y hay ventanas que dan a otras ventanas.
Cuando las ventanas se encuentran, cuando se abren y las miradas suceden sobre otras miradas, el paisaje es infinito y más que interesante.
El viernes 7 de mayo sucedió “Ventanas al mundo”, el encuentro.
Y a los adultos, a los grandes, nos toca escribir con emoción –nutrida con las sensaciones que nos envuelven en estos tiempos ominosos- que 34 niñas y niños de nueve países se reunieron para conversar, para saber qué pasa en estos días en otros sitios y en otros rostros, para curiosear, para jugar, para pensar. Y allí estuvieron: caras y palabras que mucho dijeron desde México, Colombia, Argentina, Venezuela, Perú, Brasil, Panamá, Ecuador y Costa Rica.
¿Qué dejamos de hacer en días de pandemia? Y entonces ellas y ellos contaron que dejaron de tocar los juegos de los parques, de entrar a algunos sitios de la escuela, de visitar cines, de jugar con amigos y amigas como les gusta, o ir a natación, o verse sin tapabocas.
¿Qué aprendimos a hacer de una nueva manera? Y entonces una niña contó que escribió canciones. Y un niño jugó con telas. Y otra niña aprendió a juntarse con sus amigas por videollamada. Y hay quien dijo que aprendió a no estar tanto con los amigos. Y a verlos de lejos. Sí, aprendimos a estar un poco más solos. ¡Y uno aprendió japonés! Y muchos y muchas bailaron y cocinaron más. Y hubo quien aprendió a tejer.
¿Qué le aconsejarías a otros chicos y chicas para atravesar este momento?
Y las niñas y niños ofrecieron sus minuciosas medidas de cuidado y recomendaron con qué cosas jugar en casa para ganarle al aburrimiento. Y triunfaron las manualidades, y los instrumentos sonaron más fuerte y por qué no –se dijo- aprovechar el tiempo con algún idioma raro.
Hubo un rato para que todos y todas aprendieran algo de lenguaje de señas.
Y otro para llenar el chat para armar una nube frondosa llena de deseos así…
Que termine la pandemia.
Que se puedan vacunar todos y todas.
Que volvamos a la normalidad.
Que se vaya el Covid.
Que tengamos felicidad.
Que conozcamos más gente.
Que corramos en las montañas.
Que nos reencontremos pronto.
Que volvamos a la escuela.
Que veamos a los amigos.
Salud.
Amor.
Vida.
Ventanas para el encuentro.
Ventanas al mundo es el espacio genuino, sensible y amoroso en el que se despliega la responsabilidad de los medios públicos en este momento con las infancias.
Y son los medios públicos, reunidos, quienes ofrecen sus brazos y sus pantallas para fortalecer el cuidado, –jugar, pensar y entretener también lo es- y para animarnos a prometer a los chicos y las chicas otro modo de andar el presente y todo el porvenir.